miércoles, 30 de julio de 2014

Fragmentos de "Las enseñanzas de Don Juan"

En su viaje por la búsqueda de conocimiento, Carlos Castañeda le pregunta a don Juan si le enseñará, a lo que él inicialmente responde:

—¡No!
—¿Porque no soy indio?
—No. Porque no conoces tu corazón. Lo importante es que sepas exactamente por qué quieres comprometerte. Aprender los asuntos del "Mescalito" es un acto de lo más serio. Si fueras indio, tu solo deseo seria suficiente. Muy pocos indios tienen ese deseo
....
"es posible sentir con los ojos, cuando no están mirando de lleno las cosas."
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"El miedo es el primer enemigo natural que un hombre debe derrotar en el camino del saber. Además, tú eres curioso. Eso compensa. Y aprenderás a pesar tuyo; ésa es la regla"
...
"Así y todo eres una persona seria, pero tu seriedad está ligada a lo que tú haces, no a lo que pasa fuera de ti. Te ocupas demasiado de ti mismo. Ese es el problema. Y eso produce una tremenda fatiga"
...
—¿Está usted enojado conmigo, don Juan? [...]
—¡No! ¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarme. Uno se enoja con la gente cuando siente que sus actos son importantes. Yo ya no siento eso.
...
—¿Y qué puede hacer para superar el miedo?
—La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse. ¡Esa es la regla! Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de si. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora.
"Cuando llega ese momento gozoso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a su primer enemigo natural."
[...]
Una vez que un hombre ha conquistado el miedo, está libre de él por el resto de su vida, porque a cambio del miedo ha adquirido la claridad: una claridad de mente que borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; sabe cómo satisfacer esos deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada está oculto,
"Y así ha encontrado a su segundo enemigo: ¡la claridad! Esa claridad de mente, tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega.
"Fuerza al hombre a no dudar nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer cuanto se le antoje, porque todo lo que ve lo ve con claridad. Y tiene valor porque tiene claridad, y no se detiene en nada porque tiene claridad. Pero todo eso es un error; es como si viera algo claro peto incompleto. Si el hombre se rinde a esa ilusión. de poder, ha sucumbido a su segundo enemigo y será torpe para aprender. Se apurará cuando debía ser paciente, o será paciente cuando debería apurarse. Y tonteará con el aprendizaje, hasta que termine incapaz de aprender nada más.
—¿Qué pasa con un hombre derrotado en esa forma, don Juan? ¿Muere en consecuencia?
—No, no muere. Su segundo enemigo nomás ha parado en seco sus intentos de hacerse hombre de conocimiento; en vez de eso, el hombre puede volverse un guerrero impetuoso, o un payaso. Pero la claridad que tan caro ha pagado no volverá a transformarse en oscuridad y miedo. Será claro mientras viva, pero ya no aprenderá ni ansiará nada.
—Pero ¿qué tiene que hacer para evitar la derrota?
—Debe hacer lo que hizo con el miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver, y esperar con paciencia y medir con tiento antes de dar otros pasos; debe pensar, sobre todo, que su claridad es casi un error. Y vendrá un momento en que comprenda que su claridad era sólo un punto delante de sus ojos. Y así habrá vencido a su segundo enemigo, y llegará a una posición donde nada puede ya dañarlo. Esto no será un error ni tampoco una ilusión. No será solamente un punto delante de sus ojos. Ése será el verdadero poder.
"Sabrá entonces que el poder tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer con él lo que se le antoje. Su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro y parejo todo cuanto hay alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: ¡el poder!
"El poder es el más fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.
"Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin saber, habrá sin duda perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un hombre cruel, caprichoso."
—¿Perderá su poder?
—No, nunca perderá su claridad ni su poder.
—¿Entonces qué lo distinguirá de un hombre de conocimiento?
—Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo un carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de si mismo, ni puede decir cómo ni cuándo usar su poder.
—La derrota a manos de cualquiera de estos enemigos ¿es definitiva?
—Claro que es definitiva. Cuando uno de estos enemigos vence a un hombre, no hay nada que hacer.
—¿Es posible, por ejemplo, que el hombre vencido por el poder vea su error y se corrija?
—No. Una vez que un hombre se rinde, está acabado.
—¿Pero si el poder lo ciega temporalmente y luego él lo rechaza?
—Eso quiere decir que la batalla sigue. Quiere decir que todavía está tratando de volverse hombre de conocimiento. Un hombre está vencido sólo cuando ya no hace la lucha y se abandona.
—Pero entonces, don Juan, es posible que un hombre se abandone al miedo durante años, pero finalmente lo conquiste,
—No, eso no es cierto. Si se rinde al miedo nunca lo conquistará, porque se asustará de aprender y no volverá a hacer la prueba. Pero si trata de aprender durante años, en medio de su miedo, terminará conquistándolo porque nunca se habrá abandonado a él en realidad.
—¿Cómo puede vencer a su tercer enemigo, don Juan?
—Tiene que desafiarlo, con toda intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el poder que aparentemente ha conquistado no es nunca suyo en verdad. Debe tenerse a raya a todas horas, manejando con tiento, y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.
"El hombre estará, para entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento, y casi sin advertencia tropezará con su último enemigo: ¡la vejez! Este enemigo es el más cruel de todos, el único al que no se puede vencer por completo; el enemigo al que solamente podrá ahuyentar por un instante.
"Este es el tiempo en que un hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad impaciente; un tiempo en que todo su poder está bajo control, pero también el tiempo en el que siente un deseo constante de descansar. Si se rinde por entero a su deseo de acostarse y olvidar, si se arrulla en la fatiga, habrá perdido el último asalto, y su enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá toda su claridad, su poder y su conocimiento.
"Pero si el hombre se sacude el cansancio y vive su destino hasta el final, puede entonces ser llamado hombre de conocimiento, aunque sea tan sólo por esos momentitos en que logra ahuyentar al último enemigo, el enemigo invencible. Esos momentos de claridad, poder y conocimiento son suficientes."
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—¿Qué es una vida verdadera?
—Una vida que se vive con la certeza nítida de estar viviéndola; una vida buena, fuerte.
...
Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera, Ahora sí la entiendo. Te diré cuál es: ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor, ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.
...
"muchas cosas podían volver loco a un hombre, sobre todo si no tenía la decisión, el propósito necesario para aprender; pero cuando un hombre poseía una intención clara y recia, los sentimientos no resultaban en modo alguno un obstáculo, pues era capaz de controlarlos."
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Don Juan me miró inquisitivo. Le pregunté si no me creía; rió y dijo que mi costumbre era ser descuidado con mis actos.
—¿Qué hice mal, don Juan?
—Debiste haber escuchado a las lagartijas.
—¿Cómo debí escuchar?
—La lagartijita encima de tu hombro te estaba describiendo todo lo que veía su hermana. Te estaba hablando. Te estaba diciendo todo, y tú no hiciste caso. En cambio, creíste que las palabras de la lagartija eran tus propios pensamientos.
—Pero si eran mis propios pensamientos, don Juan.
—No lo eran. Esa es la naturaleza de esta brujería, Para decirte la verdad, la visión es más para escucharse que para mirarse
[...]
La visión es para mirar lo que las lagartijas te estén diciendo. Por eso dije que es una visión para oír más que una visión para ver. Por eso te pedí tratar asuntos no personales. Por lo general, cuando la pregunta trata de personas, tu ansia de tocarlas o de hablarles es demasiado fuerte, y la lagartija deja de hablar y la brujería se deshace. Deberás saber mucho más que ahora antes de querer ver cosas que te conciernan en lo personal. La próxima vez debes escuchar con cuidado. Estoy seguro de que las lagartijitas te dijeron muchas, muchas cosas, pero no estabas escuchando
...
Don Juan descartó mi símil, diciendo que lo que yo sentí fue el poder inimaginable del humito. Y para manejar ese poder, dijo, hay que vivir una vida fuerte. La idea de la vida fuerte no atañe sólo al periodo de preparación, sino también se vincula a la actitud del sujeto después de la experiencia.
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—Piensas que hay dos mundos para ti —dijo—: dos caminos. Pero nada más hay uno. El protector te enseñó esto con claridad increíble. El único mundo a tu disposición es el mundo de los hombres, y de ese mundo no te puedes salir. ¡Eres un hombre! El protector te enseñó el mundo de la felicidad, donde no hay diferencias porque no hay nadie que pregunte por las diferencias. Pero ése no es el mundo de los hombres. El protector te sacó de él y te enseñó cómo piensa y lucha un hombre. ¡Ese es el mundo del hombre! Y ser hombre es estar condenado a ese mundo. Eres vanidoso, crees que vives en dos mundos, pero eso es pura vanidad. Hay un solo mundo para nosotros. Somos hombres, y debemos estar conformes con el mundo de los hombres.
...
debemos seguir ciertos pasos, porque es en los pasos donde el hombre halla fuerza. Sin ellos no somos nada.
...
—Pero, ¿cómo sabe usted cuándo no tiene corazón un camino, don Juan?
—Antes de embarcarte en cualquier camino tienes que hacer la pregunta: ¿tiene corazón este camino? Si la respuesta es no, tú mismo lo sabrás, y deberás entonces escoger otro camino.
—Pero ¿cómo sé de seguro si un camino tiene corazón o no?
—Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta, y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden pararse a considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
—¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada, don Juan?
—Pregunta nada más.
—Lo que quiero decir es si hay un método indicado para que yo no me mienta a mí mismo y crea que la respuesta es sí cuando en realidad es no,
—¿Por qué habrías de mentir?
—Tal vez porque en el momento el camino es agradable y me gusta.
—Esas son tonterías. Un camino sin corazón nunca es disfrutable. Hay que trabajar duro tan sólo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace trabajar por tomarle gusto.
...
—Te he dicho que para escoger un camino debes estar libre de miedo y de ambición. Pero el humito te ciega de miedo, y la yerba del diablo te ciega de ambición.
Argüí que se necesitaba ambición para emprender cualquier camino, y que su aseveración de que había que estar libre de ambición carecía de sentido. Una persona tiene que tener ambición para poder aprender.
—El deseo de aprender no es ambición —dijo—. El querer saber, es nuestro destino como hombres, pero convidar a la yerba del diablo es solicitar poder, y eso es ambición, porque no lo estás haciendo para saber. No dejes que la yerba del diablo te ciegue. Ya te tiene enganchado. Invita a los hombres y les da una sensación de poder; los hace sentirse capaces de hacer cos" que ningún hombre común puede. Pero esa es su trampa. Y, luego, el camino sin corazón se vuelve contra los hombres y los destruye. No se necesita gran cosa para morir, y buscar la muerte es no buscar nada.
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Un diablero es un diablero y un guerrero es un guerrero. O se puede ser las dos cosas. Hay bastante gente que es las dos cosas. Pero un hombre que sólo recorre los caminos de la vida lo es todo. Hoy no soy ni guerrero ni diablero. Para mí ya no hay nada de eso. Para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Esos recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo. Y esos recorro mirando, mirando, sin aliento,

Fragmentos de "Las enseñanzas de don Juan : una forma Yaqui de conocimiento" de Carlos Castañeda, publicado en 1974

miércoles, 2 de abril de 2014

Hoy como cada día se renueva mi vida.


Hoy el primer rayo del amanecer baña con ilusiones mis metas y pronostica el mejor de los días para crecer.

Hoy una nueva pista de carreras se presenta frente a mí y me recibe con grandes expectativas.

Hoy es un día para reir y también para disfrutar de los hermosos rostros que dejan por un momento sus velos para darle paso a la alegría.

Hoy es un día para retozar con nuestras rondas preferidas y correr al lado de la amistad.

Hoy es un día para competir con el viento usando nuestras alas escondidas y la fuerza de nuestra pasión.

Hoy es un día para ofrecer nuestras palmas al sol y sembrar nuestras plantas en el prado, pues en esencia para ello fueron creadas.

Hoy es un día para reemplazar nuestro orgullo por el servicio y dejar caer nuestras armas a cambio de un inocente y silencioso "te amo".

Hoy como cada día se renueva mi vida y lanzo al cielo una plegaria para que las nubes no sólo cobijen mis pasos sino también mis ilusiones.

DFMR

martes, 1 de abril de 2014

Regresar para compartir

Hace tan sólo un día no hago este ejercicio de hacer público lo que puedo considerar privado y tiznar mis muros en blanco con las notas que dicta mi mente y mi corazón.

Hace tan sólo un día planeaba un viaje rumbo al viejo continente que me trajo muchas más historias de las que pude imaginar.

Hace tan sólo un día viajaba muchos kilómetros semanales para terminar un proyecto que certificaría mi profesión de bibliotecólogo.

Hace tan sólo un día era feliz de sentirme más colombiano que nunca en tierras extranjeras y curiosamente sospecharme como extranjero en mi tierra natal.

Este nuevo día llamado 2014 sugiere nuevos retos y enero me recibió generosamente con grato conocimiento y lugares insospechados.

Ahora lo que queda es compartir, pues es una de las consignas humanas más importantes de la historia y es por ello que tiene sentido la misma escritura, los inventos que hacen parte de nuestra vida como la telefonía móvil y el tan inseparable "Internet", que permite el acceso a una gran cantidad de información que surge precisamente del mismo principio de "compartir".

Viene a mi mente entonces la pregunta problemática de autobienvenida: ¿qué estás compartiendo actualmente? Es importante ser honestos y responderla muy dentro, allá en las profundidades del 'yo'. Es importante sacar un espacio en el día para hacerlo, pues sólo en el acto de dar podremos apreciar el beneficio del recibir.


Comparto entonces esta imagen que mi humilde cámara pudo captar en los rieles olvidados de Suesca (Cundinamarca) a la cual yo llamo "la esperanza misma puesta al servicio de la polinización".

Espero que no pase un día en que no pueda compartir un poco de lo tanto que me es obsequiado, por la vida misma, el trabajo, la familia, el amor y la amistad.

Con agrado de regresar,

DFMR